Rockville, 17 de octubre de 2021
Llegó el día.
Amada hija:
¡Hoy habrá un solo papá! Hoy uno es suficiente.
Atesoraré por siempre todos los papás (89) que me acompañaron cada año a felicitarte por tu cumpleaños, desde tu el 4to hasta hasta el 14to (tesis aparte).
Qué verdadero privilegio ha sido poder acompañarte, en la cercanía y en la distancia, durante estos 15 años y nueve meses. No nos ha tocado fácil, pero somos un ejemplo de que, como dijo el escritor, ningún lugar está lejos.
Te contaré algo. Hace 10 años te escribí esta carta con la idea de que pudieras leerla hoy. Se trata de un mensaje urgente. Urgente en el sentido de que me urge, me es imperioso, que sepas lo que quiero para ti.
En algún momento te he leído fragmentos, pero hoy quisiera que la leyeras completa, prestando mucha atención a cada párrafo. Hace diez años temía mucho que algo me pasara en el camino y no pudiera entregarte este mensaje. En aquel momento le di la responsabilidad a tus padrinos, Tanyluz y Vicente de entregarlo si algo me llegaba a pasar. Hoy, llegó el día de entregarlo. Estoy aquí y eso ¡me hace tan feliz…!
Como siempre te digo… Aquí está papá:
Carta para Sofía
San Antonio, 27 de febrero de 2011
Amada hija,
Quisiera comenzar esta carta diciéndote que te amo profundamente, que eres lo más importante que tengo en la vida, y que todo lo que hago lo hago por ti.
Esta carta podrás leerla cuando seas mayor. Espero poder dártela en persona, pero tomaré las precauciones necesarias para que te llegue en caso de que yo no esté.
Ahora estás dormida, en tu cama, en nuestro cuarto en San Antonio, has venido a visitarme desde España, donde te fuiste a vivir el año pasado con tu Mamá. El amor por ti me embarga, por lo que siento necesario escribirte estas palabras.
Lamento ¡cuánto lamento! decirte que en un par de días tu mamá y yo firmaremos definitivamente nuestro divorcio, lo cual implica que nuestro matrimonio quedará definitivamente disuelto. Por ello, amada hija, mi amada primogénita, te pido perdón.
No es lo que yo quería para mí, pero sobre todas las cosas quiero que sepas que no es lo que quería para ti y eso lo sabía desde muchísimo tiempo antes de que nacieras. Quiero que sepas que para mí era prioridad fundamental que crecieras en un hogar, junto a tu padre y a tu madre, uno de esos hogares que parecieran estar en vías de extinción en el mundo de hoy.
Afortunadamente, desde hace dos años y medio, Dios nos ha premiado con la posibilidad de que tengas dos hogares. En este momento, la mayoría del tiempo estás con tu Mamá y con Tata y de ellas estás aprendiendo cosas muy importantes para la vida. Con ellas has formado un hogar. Pero fíjate que lindo que conmigo, aunque sea en la distancia, tienes otro hogar, uno en el cual, también estás aprendiendo otras cosas, también muy importantes para la vida y no importa dónde estemos, sea juntos o separados, tú y yo siempre tendremos un hogar porque el hogar no es un espacio físico, es un refugio espiritual.
¿Sabes una cosa? En el seno más profundo de nuestro corazón existe algo que nos hace tomar decisiones de una manera determinada. Es algo que no podemos ver, pero sí lo podemos escuchar dentro de nosotros mismos. Cuando no estamos de acuerdo con algo esa voz nos lleva a actuar de una determinada manera. Nos hace diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
Los que crecemos con dos hogares, solemos tener un problema, se nos hace difícil entender exactamente qué es lo que debemos hacer en un momento determinado. Como sabes, yo crecí con dos hogares, igual que tú y a veces había cosas que tu Alfonso hacía que no sabía si estaban bien o si estaban mal y a veces había cosas que tu Oma hacía que no sabía si estaban bien o estaban mal. Si bien durante mi crecimiento eso me trajo algunos problemas, las diferencias en puntos de vista me permitieron tener más elementos para analizar y hacerme mis propios puntos de vista.
Con los años me di cuenta que para poder valorar las acciones de los demás, tenemos en primer lugar que reconocerles como humanos y entender que todos tenemos virtudes y defectos y, en segundo lugar, asumir que algo está bien o está mal siguiendo nuestra voz interior, es decir, que es nuestra propia responsabilidad valorar nuestras propias acciones y las de los demás.
Con esto lo que te quiero decir es que no puedes pensar que algo que hace alguien es bueno o es malo porque los demás dicen que es bueno o es malo. Debes asumirlo de una u otra manera porque tú misma lo has analizado y luego, si te parece que lo que alguien está haciendo es malo, analiza sus motivaciones, analiza qué es lo que lo lleva a actuar de una determinada manera, porque a lo mejor, está haciendo algo malo por una buena razón. Igualmente, si te parece que lo que alguien hace es bueno, es importante ver qué es lo que motiva sus acciones también, ya que el objetivo final que persigue puede tener intenciones poco loables.
Pero, sobre todas las cosas, quiero pedirte que permanentemente te preguntes sobre TUS PROPIAS motivaciones. Qué es lo que te lleva a ti a actuar de una determinada manera y si lo que pretendes lograr está mal… pues ni hablar ¡Debes dejarlo a un lado de inmediato! Si lo que pretendes lograr está bien pero la forma de alcanzarlo no, debes revisar qué otros medios puedes conseguir para lograrlo.
Ahora, hija, quisiera decirte algo, eventualmente, en algún momento vas a querer tener una pareja y posteriormente querrás tener hijos. Yo no te voy a decir cómo deberías actuar ni qué deberías hacer, eso sería contradecir mis propias palabras. Son decisiones que tú debes tomar por ti misma, no porque alguien te gusta muchísimo, o porque ese u otro novio te pida matrimonio, ni por lo que digan tus amigos, ni Mamá, ni Tata, ni Papá ni nadie más. Cuándo te casarás y cuándo tendrás hijos es algo que debes decidir tú.
Lo único que yo puedo hacer es aconsejarte.
Todavía hoy, a mis 40 años, tu Alfonso siempre dice que quisiera poder pasarme toda su experiencia para así yo no cometer los mismos errores que él haya podido cometer en la vida. Una frase que a él le encanta citar es “la experiencia es lo más inútil que hay, porque siempre llega tarde”.
Con esto lo que quiere decir es que a lo mejor, si hubiera sabido el resultado de algunas decisiones que tomó, jamás las habría tomado de la manera que lo hizo. Pero para saber el resultado de esas decisiones, había que tomarlas y así tener la experiencia. Creo que la vida a veces se nos presenta como una gran paradoja.
Es así como ahora viene mi sueño: Quisiera verte crecer como una persona de bien, consciente del lugar que ocupas en el mundo y de cómo con tus acciones contribuyes a que el mundo sea un mejor lugar para todos. Quisiera verte como una profesional realizada, amando su trabajo y lo que hagas. No me importará lo que hagas siempre y cuando lo hagas con pasión. Quisiera verte construyendo algún día un matrimonio feliz, porque los matrimonios felices se construyen, la felicidad no es una cosa que un día se tiene y otro día no.
En lo particular, pienso que la felicidad es algo que se vive, construyéndola día a día, con esfuerzo, y si las cosas no salen, poniendo más esfuerzo y empeño aún.
Siguiendo con mi sueño, quisiera, además, verte con unos hermosos hijos, que tengan la oportunidad de crecer en un hogar feliz con sus dos papás y que ellos sean también hombres y mujeres de bien.
Pero, sobre todas las cosas y más importante que todo, sueño con que tú puedas alcanzar y cumplir tus sueños, así no se parezcan a los míos.
Por eso quiero que entiendas que ese es MI sueño. Por ello, el mayor consejo que te puedo dar es que no trates de vivir según lo que te digan los demás. Lo vuelvo a decir y nunca será suficiente: debes hacerte responsable de tus propias decisiones. Es la única manera de que a la larga te sientas satisfecha de lo que has hecho.
Escuché a alguien decir en estos días que a las personas se les olvida que cuando se casan dicen “En lo bueno y en lo malo” y se quedan sólo con la parte que dice “En lo bueno”. Que te puedo decir hija. Parece que es así. Tu madre y yo somos una muestra de que es así. Considero que tu madre y yo nos rendimos muy rápido, considero que debimos luchar más.
Yo creo en el matrimonio como un contrato permanente, para toda la vida, sin condiciones. Cuando me casé con tu madre lo hice asumiendo que sería para siempre y en el momento que lo hice renuncié a todo aquello que ya no podría tener, por ser un hombre casado. Es por ello que hoy me atrevo a darte dos consejos, si es que de algo valen mis consejos (ya te dije que tus decisiones son tuyas):
- No tengas hijos sin planificarlo previamente. Cuídate mucho para eso no ocurra, no sólo por ti, sino también por ellos.
- No te cases a menos que estés absolutamente segura de que deseas hacerlo para toda la vida, de que estás dispuesta a dejar todo lo que haya que dejar a un lado por tu matrimonio. Pero además, debes tener al menos cierta certeza de que tu novio también se está casando para toda la vida. Pregúntaselo, varias veces. Por experiencia te puedo decir que una ruptura matrimonial es muy dolorosa, tanto para uno como para los hijos.
Esos son mis dos consejos de hoy. TÚ, y nadie más, deberás decidir si los sigues o no. En cualquier caso, independientemente de que te cases o no, tengas hijos o no, yo siempre te apoyaré, simplemente porque eres mi hija y tienes mi amor incondicional.
Seguramente más adelante habrá más consejos… nos quedan muchas cosas de qué hablar. No te preocupes, todo esto lo hablaremos antes de que recibas esta carta.
Quisiera terminar esta carta sugiriéndote además que nunca apartes a Dios de tu lado. Si todo sigue como va hasta ahora, habrás crecido en España, donde el antagonismo político que ha reinado desde los tiempos de la Guerra Civil ha hecho que el acercamiento a Dios y una visión humanista de la vida sean cosas aparentemente diferentes. Sin embargo, quiero que sepas que yo creo que eso no es así. Se puede tener una visión humanista y tener fe en Dios. Pienso que ese tipo de extremismos nunca han sido buenos.
Es por ello que te quiero dejar una cita, se trata de otra carta, una carta que San Pablo le envió a los Corintios para hablarles de Jesús. Busca el capítulo 13 de la 1era Carta de San Pablo a los Corintios. Esa lectura se la hice a tu mamá el día que nos casamos.
Finalmente hija, recuerda que con fe en Dios, tomando nuestras propias decisiones –haciéndonos responsables por ellas– y tomando en cuenta siempre cómo nuestros actos afectan a los demás, tendremos buena parte del trabajo hecho, así se nos abrirán muchos caminos en la vida.
Te amo, con todo mi corazón,
Papá